Entrada destacada

Libros de Juan Carlos Pazos desde 0,99€

  https://www.amazon.com/author/juancarlospazosrios "PARANOIA" https://www.amazon.es/gp/product/B09RTN9R15/ref=dbs_a_def_rwt_hsch_...

viernes, 21 de septiembre de 2012

El día después


Mírala como se revuelca revoltosa,
mira al abismo con sus ojos
de cara de niña traviesa,
me gusta cuando te enfadas;
aquí hay demasiada gente,
hagan sitio, apártese de ahí, hombre,
no ve que ya llega la estrella.

El público está francamente enfadado,
todos quieren quemar sus entrañas,
perdón, quise decir entradas.
Mi boca se revuelve por culpa de la coca.
Anoche me robaron la ilusión.
Ayer sucumbí entre sus piernas.
¡Qué importa lo que suceda hoy!

Gestión de la incertidumbre


Dile a la rabia que te come que ya no estoy,
díselo como si no lo quisieses decir,
lentamente, como si el segundo durase un minuto,
como si un minuto durase un siglo,
como si no existiese el tiempo
y  jamás hubiésemos estado aquí.

Dile que los sentidos no sienten,
qué la Luna desertó de mis mareas,
del calendario de un camionero,
del efluvio de un cristal
de una bohemia corrompida.
¿Quién llama a la puerta?

Reniego de todas las medidas,
te retengo y no me sostengo,
la rosa mordió a la margarita
que no para de temblar.
Lo siento, la señora no está,
venga en otro momento.

Quizás no haya otros quizás,
quizás…

El incendio de la timidez

Intento avanzar, llegar a la salida cuando aún no he encontrado la entrada; nadie puede ya darme indicaciones, en este mar sólo hay un vals que me destroza cuando no puedo invitarte a bailar.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Striptease


Estamos comediándonos mutuamente
al transito cotidiano
de las mudanzas trasiegas
que nos llevan las últimas prendas,
y el proceso irreversible
de querernos a pocos
asesina las quejas
en nuestra estancia.

El disgusto se disemina
al ladear las intenciones
en la perseverancia marchita
de procesar los principios,
aire mucilaginoso
que rompe las sienes
llenas de un sudor
que no asciende.

Perdido chasqueo,
que ahora tiembla
muy adentro en mi cabeza,
no repitas adioses
en la chatarra visceral
de un joya con prisas,
pues ando cansado
de tantas sílabas.

Por dentro se nos fue el tiempo
que desencadena descuidos
impertérritos y perdidos
en el aire que nos ahoga
la melancolía fría
del superficial hielo
que ahora entra en la boca.
La boca fue siempre una excusa.

Melificar el sexo
para saborearlo mejunje
por nuestras indiferencias
que marcan el despacio espacio
de la neuralgia bonita,
casi una hierática claustrofobia
por la que caen las estrellas
en nuestra nocturna estancia.

La negación sale multicoloreada
en el cataplasma de necrológicas;
miro al cielo y no veo
nada más que nubes sin sabor,
simple tormenta que vacía las ganas
en mi atropello sin fin,
un fin para dos.

Cantando nos vamos juntos
por la avenida de la tropa,
para asaltar la vergüenza
por encima del desorden
que arrima a tu vientre
el niño que no tendremos.
El niño llora los sueños
del cariño sin alcohol.

No te rías preciosa,
aún nos quedan cosas por hacer
en el nemoroso espacio
que abarca nuestra permanencia
en la liga roja del desprecio,
aquella que no te regalé
por un descuido
libre de culpa.

Un problema me vino a la mente,
y no sé cómo desterrarlo,
desastrado en lo inevitable
que se esconde tras lo tedioso.
Un juglar entra por la ventana,
afuera llueve agua,
por dentro mejor callarlo.

Hagamos payasadas en este circo
que entretiene al personal,
y mientras el tic-tac avanza
recojamos los frutos
de nuestra procesión peaje
al territorio enemigo
que mira tu falda,
tu falda subrayada.

Te voy a construir un palacio,
para vivir juntos la muerte
de destruir los días bien
a ratos o de golpes
que con nosotros
avanzamos,
neuralgia.

Dame el último beso
en el portal de los pavores
que disciplinan con sonrisas
la patina inmisericorde
de un amor frustrado
y un odio ajeno
que avanza firme
pero sin quererlo.

Un cuadro lastimero: la orgía del pasado


La perspectiva de nuestro retrato coloca
a aquella niña que se descabalga de la montura,
y el animal travieso parece prescindible.

La caída de lo subterráneo crea una canción sorda,
dicen que los fantasmas se callan
cuando saludas y hablas,
dices la palabra hola
y oigo basura.

Entiendes que no entiendo lo que dices,
pero no me sirve nada,
ni ahora ni antes.

¡Atención, peligro de incendio!
otros llegarán más tarde,
pero aún temprano
dentro de mi ombligo,
ese reloj de arena
que en la playa creamos
cuando llueve.

Pero cuando llueve
ya nadie lo entiende
ni ahora ni antes,
para qué entonces estas letras
sino es para vengarnos.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Los paraguas (Renoir)


Mil mares sobre mí, Dios de los improperios que rotan
sobre el punto final de un cuento interminable,
no necesitarás más ayuda que la que te doy, te lo juro,
algunos quedaran confusos, allí, en el rencor,
no importa, otros llegarán después,
y sin querer olvidaremos la impresión sucedánea,
como si no fuésemos los invitados a la fiesta de los niños.
 
Dejad que los niños se acerquen  a mi estatua de agua,
dejad que beban la sangre, únicamente la mía;
deseo que sacien su caída, que lloren por mí,
infierno de hielo, caída, dicen que anda por ahí.
Luego llegará la vejez y el último partido televisado,
las presentadoras han desertado de los informativos, llora,
aunque no sea por mí, te lo permito ¿Tú también lo conoces?
 
El pintor francés, el impresionista, el aledaño
en el que entras para conocer, para conocerte mejor,
y te quedas pasmado ante el juego de paraguas azules,
desearías que estuviese en tu casa, pero la agenda está completa:
En la patria de los suicidas una persona se ha lastimado,
justo en el momento en que Renoir ha terminado su cuadro,
los paraguas comienzan a parar la última lluvia: ¿qué tal te va?

La prostituta asesina


Llego como si tal cosa, como si siempre estuviera allí. Al principio no la conocí, aunque era mi hermana hacia mucho que no nos veíamos. Se presentó con su sonrisa familiar, me resultó extraña. Después empezamos a hablar de cosas sin importancia, todo iba bien, se había casado con un comprador de cosas valiosas, había progresado. En ese momento me desperté y la vi por el pasillo, ella siempre se levanta antes de mis bostezos, me riñó, mis ronquidos no la habían dejado dormí, era la puta asesina que no quiere mis sueños, mi reino estaba muerto y ya sólo esperaba un final clemente con mis deseos.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Las palomas de la paz duermen los días del conflicto


Pensilvania, florecen los frutales,
hay polen, hay arrogancias en el aire,
pasa la comitiva del entierro,
dicen que hoy anuncian lluvia.

 

He llegado tarde a la comida,
un águila vuela muy arriba,
era un buen muchacho.

Tú, yo y el amor


El lado malo corrompe mi dicha tras la noche
                    en que lo nuestro sucedió;
pero quedo quieto como tu ira,
aquella que llegó pero no volvió
nada más que para una vida
                    cuando yo quería dos.

Tú niegas los hechos y te reías
pero sabes lo que ocurrió,
fue una desdicha lisonjera
                    sin alma ni pasión
quizás porque la esperanza no venía
mientras bebíamos la desdicha,
                    tú, yo y el amor.

Muchos dirán que no existes,
no les hagas caso cariño,
piensa en nuestra canción,
la del primer día de mi vida,
            el de antes no era yo
sino un espejismo
que ahora rompo a traición.

Aumenta el trazo de la línea
Mientras alguien inventa un ordenador.
Caen ranas desde el cielo,
algún temporal sin retos,
algún fiscal sin acusados,
pues todo se acaba, incluso aquello,
Y yo lloro sin temer nada,
sólo a la Luna de invierno.


martes, 11 de septiembre de 2012

Ladrando a la Luna como un perro

Cada día que pasa menos pienso
En todos aquellos tiempos
Huidos pero ciertos
Aunque sólo fuera en la imaginación
De un niño y su perro
Que ladra a la Luna, y me temo
Que ya sin entenderlo.
Cada día que pasa es un infierno
Agrio pero tierno
Como un huevo podrido
Que como sin saberlo.


La polución contamina,
De resortes lastimeros,
Arde como la gasolina del último guía.
¿Pero qué voy a hacer prisionero
De la Luna todavía,
Orgasmo, dolor lastimero
Que es esta noche sin vida?

Lucho con lo que invento,
Pido ayuda, tiemblo
Con el frío de los huesos,
Y rompo la rima
Para intentar otra con el nuevo día;
Catarsis, odio inconcreto
Que a ti te entrego cuando puedo
Que es siempre y no volvía.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Caballos al galope

Caballos al galope
destronan divinidades
fuera de los puntos cardinales
para así dar pleitesía
a todos mis retoños.

Circuncisión de parafimosis,
escayolada en lo trasplantado,
rompo todos los caminos
de la indigna sociedad culpable,
que ahora condena mis bromas.

Todo el mundo lo tendrá,
picaremos la carne sangrante
con las oscuras iras indispensables
que traen más gusto
a mi ración obrera.

Al salir, la envidia correrá
desnuda en sus dudas
por la vacía calle universal,
para buscar un sumidero
donde despotricar confortable.

La posesión te destronará
de tu latido miserable
cayendo al abismo de mis pesares
donde viven todas mis ganas
aun por ti, en la nada.

Juntos comeremos al nuevo rico,
en los diez mandamientos esfumado,
como cáliz lleno de sangre
en nuestra ávida sed desechable,
igual que el cigarro que apago.

Sociedad aburrida del bienestar
de ti desterrarme no quiero,
pues cada vez me hundo más,
manipulando tus tempestades
para morir en tu mar.

Al final es todo ceniza
del motor al suspenso marchito
durante siglos de risa
en la erosión caliza
que alza el sigilo.

Quedaremos, por ello, desnudos
tú, yo y él con su brillo
de chica de otro barrio
donde se mendigan suavidades
por un trozo de pesar.

Caballos al galope
sobre las ruedas de la fortuna,
las chicas tuercen la cabeza
a tu sarcasmo feroz
de buscar otros golpes.

Mi chica

Tú eres mi chica,
ya lo sabes,
aunque no existas
más que en un olvido
de circunstancias
que se escapan.

No importa nada,
pero no me abarcas,
tengo demasiado peso,
y por eso no atacas
a este vividor
de tus ganas.

Quedaremos entonces
indecisos en lo acordado,
simples pellejos
de un recuerdo
que no existe
en el poema
falso.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Haz honra al concepto de hembra

Como no te pares te mato, ponte ahí y no protestes, haz honra al concepto de hembra. ¿Quedamos para ir de compras? No tiene importancia, ahora todo vale, incluso el onanismo salvaje, con prisas, mientras en la habitación de al lado hablan de la liga de fútbol, compitiendo.
Dame un kilo de manzanas. ¿Qué hora es? Llegas tarde. Luego asaltamos el banco, el banco de los donantes de semen.
Otro niño cae de rodillas, no vio el coño abierto delante de sus narices. No quiero lentejas, no me saben. El puente deja pasar al barco, alguien pesca un pulpo que se agarra a tus tetas. ¿Quién pidió ensaladilla? Noto cierto aire suspicaz. El lector acaba engañado, no entiende ni media palabra. La mano llora en otro lado.
Despídeme de todos, hoy es la fecha señalada. Alguien ha muerto delante de un cruce de caminos con un deseo dirigido a un cruceiro. Desciendo desde el cielo, desde este paraíso tropical, contento pero harto de tantas súplicas. ¿Quién me ha llamado?
Quizás el lado complaciente de la vida, que me otorga ciertas ventajas, es el que me obliga a agarrar tu cabello y traerlo cerca, aquí mismo, en el centro del huracán, con prisas, luchando por no alcanzar el cenit y sin embargo alcanzándolo.
La fruta está barata, el resto sobraba, incluso las revistas de chicas baratas con ganas de compañía fácil. El botín nos puede arreglar la vida, han puesto precio a nuestras cabezas, somos los más buscados del vecindario, las ganas se retuercen víctimas de nuestro orgasmo.
Como no te pares te mato, ponte ahí y no protestes. Necesito tus medias, tus bragas, necesito verlas ahí abajo, huérfanas, naufragas sin el sustento de tu cuerpo, derrotadas por mis manos hambrientas, ya lejos de las copas, las risas y las miradas que han desaparecido para dejar sitio a otras cosas.
Hay cosas que algunos buscamos entre trapos, colonias y recuerdos de la infancia (estamos de rebajas); dame tu juguete ahora: lo necesito; verlo ahí abajo, huérfano, naufrago sin el sustento de tu cuerpo, derrotado por mis manos hambrientas, simple eufemismo de lo que intento, simple sucedáneo de un hambre milenaria que entre letras confusas represento.
Para los curiosos, diré que el tema de mis divagaciones constituye un asunto sin importancia, pues parecen un sucedáneo de mi paraíso particular. Lo esencial, a estas alturas, es imbricar las ideas en torno a los espacios vacíos del papel, siendo más necesario la forma que el fondo. Con ella procuraré una efímera conexión, así ya os puedo decir que por aquí podéis encontraros todo lo que concierne a mi propio homenaje. Por eso carece de dedicatoria, precisamente por la injusta causa de estar dedicado a su mismo autor; un autor que tejerá su discurso con la ayuda de un público que ya está buscando la salida de incendios ante esta fogosa pero inútil explicación; no os asustéis de mi osadía y procurad recordar aquel momento de cariño con el cual ya desde ahora os voy a intentar provocar.
Que empujen; aguanta el tirón, como si no pasase nada, tan sólo el triste tiempo que nos trae el pasado; ahora quedo sin futuro, corrido, listo para frotar mis pocos pelos y despeinar tus hermosos cabellos.
Un traficante de momentos, un ser iluso de regreso de un atisbo de felicidad. Sin ella, muerto delante de tu sonrisa, como un niño, como un ogro, con la única posibilidad de que otro polvo mejore lo presente: haz honra al concepto de hembra.

La leche y la miel

Es innegable que la descripción
de la tierra de la leche y la miel
parece indescifrable en lo imposible,
hasta aprender que llega el día.

Todos los demás le mentían,
y es increíble que a nadie le importe,
además de ser aceptado así,
como algo que cae del cielo
no siendo rebotado hacia arriba.

La madre escalada en la tierra
llegaba a la selva perdida,
cuando sólo tocabas mi corazón,
a sonar en la muerte sin garganta
el húmedo llanto de tu lluvia.

Aun así, ¿por qué estamos aquí?
Debemos continuar en la oscuridad
de esta isla que se desplaza en el caos,
buscando una afirmación indecisa;
o quizás aprendamos algo
al lamer el suelo, buscando
difuntos de oscuras sabanas
que piensan cansados la palidez
de los huesos en la suerte,
por los cementerios solitarios.

Bancarrota de esquemas tropicales,
esbeltez del día inacabado,
entonces podría tolerar
tus dientes en tu risa, boca,
que templo en mi saliva, agua
para los sacerdotes de la orden, misa,
perdida en el marasmo escaso
de la inexistente humanidad pérdida.

Todo lo llevabas dentro, en el paraíso,
y los demonios te rascan la piel,
para que corras indecisa,
novia que nunca tuve
y que ahora aprieta mi cuello,
minuto antes suicida
saliendo del fango tenebroso.


Doy el beso de los condenados,
mala memoria de viejo
en el corazón hecho escombros.
Pero la función comunicativa aprieta las voces,
y negábamos la belleza
hundiendo el panorama de los nombres,
pues la tentación maltrecha y perdida
era la escafandra que quita el aire.

En los polos de atracción antagónicos
estallaban, una y otra vez,
los espacios suficientes de un petardo,
pólvora seca en mi garganta
que ahora saboreo gozando
la aspereza tierna fiera
de los que queman su destino,
en la brisa libre sonando.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Olvídalo

Siento decírtelo tan de repente,
en el tiempo inconcluso
que huye hacia mí:
Olvídalo, sé fuerte.

Haz las maletas,
viaja
más allá,
lejos,

que no te vean.

Aun así, viviendo
de los granos de la piedad,
oyendo extrañas voces,
casi sin pedir,

para todos invisible.

Cae la noche,
hace calor,
peor estar,
sin alma,

sí.

Entonces entiendo
el sombrero de paja

cubriendo la nada,
el ladrido de un perro,
que no deja dormir.

Imagino cosas,
pero tiemblo

por el calor
al no oler
las cadenas.

Fantasmas,
somos fantasmas
que mueren en vida
con risas sin fin, vacias,

 pues son por ti.

La carcajada muta
en lágrima de pena,
en mentira piadosa,
y luego acabo, aquí,

esta versión de lo que viví.


Onanismo en la bañera

En esta bañera llena de ahogos,
tiemblan mis últimos deseos,
y, desde el entorno que me machaca,
exploto a la ilusión perecedera
de mis ansias más antiguas.

Se termina la adoración
con una tonada maltrecha,
en la película que rodamos,
juntos en la desilusión
por el acuerdo establecido.

Y mi escupitajo mancha
con neblina lo sagrado,
rompiendo la transparencia
que asombra nuestras dudas,
deformes en la lluvia
que llora desde la ducha.

En el estudio barato
de nuestra triste relación,
muero a cada instante,
y, tras la rémora de lo que vendrá,
son mis gestos torpes
como la desnudez mensajera.

No digo nada más
que tu nombre temblando
por el frío que devuelve
a la triste cruda realidad
del aislamiento precipitado
en un remanso de argucias.

Son sueños adolescentes
para alguien ya mayor
a costa de esfuerzos
para romper la barrera
que nos separa a los dos.


lunes, 3 de septiembre de 2012

En compañía de cadenas

Alguno implora, desde el otro lado,
que me salga del camino, y odia
todas mis salidas de tono,
llora y no me encuentro;
fantasmas de otros tiempos
que por sorpresa me alcanzan...

Infierno de lujurias


El infierno de las lujurias
Tiembla en la caída,
De nuestras venturas
Podrida en sus brazos,
Unos brazos que lo mueven indecisos.
 
Por eso el sueño no duerme
Y las quietas argucias
Dominan lo dado
En una etérea insurrección,
La de los niños no habidos.
 
Queda, por eso, la avaricia poseída
Al tentar incorrecciones
En la maltrecha perdición
De nuestros sinsabores elegidos
Para la resurrección escogida.
 
La adoración aparece entonces perdida
Al bailar al compás de la sangre,
Ésa que destrona los deseos
Unidos al abismo
Que ahora sale.
 
Sólo mi infinita desazón
Ahoga en lo unísono
E hiere la sinrazón
De no tenernos nunca
Por la negación.
 
Como un contoneo decisivo
Vuelvo al posesivo
Que inunda mi vacío
De jamás unirnos
A la lava helada.
 
Aparece, por fin, mi muerte agonía
Y tiendo vanos deseos
Para adorar el infierno
Que separa nuestros cielos
Llenos de mendigos.
 
Sé que es una obsesión,
Pero el débil albedrío
Cae en lo más bajo
Tras la pura desentonación
De nuestros falsos ritmos.
 
Luego me despido con lo dicho
En el adiós incorregible
Que destrona tu goce
De lo que habrá y hubo
Simple eufemismo.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Sexo oral

El presente gozoso
de tu gracia en tu boca
es bendición glosa
para los monjes inútiles
de mis manos callosas.

Con él vivimos juntos
en los sueños sin horas
de las eternidades confusas
más tiernas y dolorosas
que uno pueda aprender.

Podemos acabar confusos
en el recuento de las palabras
que buscan indecisas
una afirmación en tus días
para mi única culpa;

pero sin embargo las dudas
nacen de la última lucha
y pensamos que no existimos
excepto en la confusión que vivimos
juntos pero separados.

Malabarista de las notas
adhesivas a las fugas,
el volver tarde sale temprano
y tú no lloras pero imploras
una rendición dolorosa.

Atroz juego sin sentido.
Una sonrisa que no brota
de ninguna boca,
caeremos en el camino
para el poeta y su broma.

Cocaína y otros falsos estimulantes

Olor trastabillado
al que esperas aspirado
rompiendo barreras hirientes
por el apoltronamiento melificado,
duende que da y luego roba más de lo pactado.

Pero el estímulo está contraído
en el goce que asciende
alzando un reino de risas
para los genitales desatados,
¿por qué entonces tenemos miedo?

Acaso no te veo trastocado
y todo me tiembla,
como un beso al aire perdido
que ahora está en tu mente
para romperte muy adentro.

Algo increíble ha sucedido,
no hay clemencia para los condenados,
aunque tú seas uno de ellos,
lista negra, pero blanca en las caricias
para nuestros últimos amores.

Aun así nos aislaremos del resto
para así a pocos alcanzarlos,
con la corteza de sauce quemado,
alcaloide de los desatinos
que cambia nuestro destino.

La enfermedad no existe
o quizás sea lo que siempre tuviste:
congoja de tornillo
antes de ajustar su tuerca
oxidada y perpleja.

El primer paso es suicida,
las promesas traen desfalco,
reniego de ti otra vez
para luego acabar a tus pies,
pisa pues mi cabeza.

Hasta a Jesús lo abandonaron,
así será el momento crucial,
cruz que llevamos dentro
para quemar la última hoguera viva
y tragar siempre la ceniza.