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lunes, 28 de noviembre de 2016

Charles Bukowski (Wikipedia)

https://es.wikipedia.org/wiki/Charles_Bukowski

Charles Bukowski
CharlesBukowski-1.jpg
Charles Bukowski en 1990
Información personal
Nombre de nacimiento Heinrich Karl Bukowski Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacimiento 16 de agosto de 1920
Bandera de Alemania Andernach, Renania-Palatinado, Alemania
Fallecimiento 9 de marzo de 1994 (73 años)
Bandera de Estados Unidos Los Ángeles, California, Estados Unidos
Causa de muerte Leucemia Ver y modificar los datos en Wikidata
Residencia Renania-Palatinado Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Estadounidense
Educación
Alma máter
Información profesional
Ocupación Escritor
Movimientos Realismo sucio,1 2
Ficción transgresiva3
Firma Bukowski signature.jpg
Web
Sitio web
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Henry Charles Bukowski, nacido como Heinrich Karl Bukowski (Andernach, Renania-Palatinado, Alemania; 16 de agosto de 1920 - Los Ángeles, California; 9 de marzo de 1994), fue un escritor y poeta estadounidense nacido en Alemania.
A menudo fue erróneamente asociado con los escritores de la Generación Beat, debido a sus similitudes de estilo y actitud. La escritura de Bukowski está fuertemente influida por la atmósfera de la ciudad donde pasó la mayor parte de su vida, Los Ángeles. Fue un autor prolífico, escribió más de cincuenta libros, incontables relatos cortos y multitud de poemas. A menudo es mencionado como influencia de autores contemporáneos y su estilo es frecuentemente imitado. Fue un personaje extremadamente excéntrico y arrebatado. Murió de leucemia en 1994, a la edad de 73 años. Hoy en día es considerado uno de los escritores más influyentes y símbolo del "realismo sucio" y la literatura independiente.
La obra de Charles Bukowski recibió tantas críticas negativas como positivas. Se le acusó de practicar un estilo soez como mero exhibicionismo literario y de reiterar sus obsesiones de modo efectista. Otros críticos, en cambio, realzaron su autenticidad y su condición de escritor maldito.
Biografías y vidas4

Índice

Biografía

Infancia y juventud

Nació en 1920 en la localidad alemana de Andernach. Su madre Katharina Fett, era alemana nativa, mientras que su padre era estadounidense de ascendencia polaca. Se casaron un mes antes de que Charles naciera.
Con el hundimiento de la economía alemana después de la Primera Guerra Mundial, la familia se mudaría a Baltimore en 1923. Para que sonara más estadounidense, sus padres comenzaron a llamarle "Henry". Más tarde se trasladarían a un suburbio de Los Ángeles.
Tras graduarse en el Instituto de Secundaria de Los Ángeles cursó estudios de arte, periodismo y literatura en la Universidad de Los Ángeles durante dos años.

Primeras publicaciones

A los 24, su relato corto Aftermath of a Lengthy Rejection Slip fue publicado en Story Magazine. Dos años más tarde le publicarían otro relato 20 Tanks From Kasseldown (1946), esta vez en otro medio. Fue cuando Bukowski se desilusionó con el proceso de publicación por lo cual dejó de escribir durante una década. Durante este tiempo estuvo viviendo en Los Ángeles, aunque también pasó un tiempo vagando por los Estados Unidos, dedicándose a trabajos temporales que iba dejando y permaneciendo en pensiones baratas.
Comenzando los años 50, Bukowski comenzó a trabajar como cartero en Los Ángeles, en el servicio postal de los Estados Unidos, en el que permaneció tres años. En 1955 lo hospitalizaron con una úlcera sangrante muy grave. Cuando salió del hospital, comenzó a escribir poesía. En 1957, se casó con la escritora y poeta Barbara Frye, pero se divorciaron más tarde, en 1959. Frye dudaba a menudo de la habilidad de Bukowski como poeta. Una vez divorciados, Bukowski continuó bebiendo y escribiendo poesía.

Años 1960

Antes de que empezaran los 60, volvió a la oficina de correos en Los Ángeles, donde continuó trabajando una década. En 1964, tuvo una hija, Marina Louise Bukowski, nacida de su relación con su novia Frances Smith. Más tarde, Bukowski vivió en Tucson un periodo breve de tiempo, donde entabló amistad con Jon Webb y Gypsy Lou, que le animaron a publicar y vivir de su literatura.
Gracias a Webb comenzó a publicar algunos poemas en la revista de literatura The Outsider. Loujon Press publicó It Catches my Heart In Its Hand en 1963, y A Crucifix in a Deathhand dos años más tarde. Fue cuando Bukowski conoció a Franz Douskey, amigo de Jon Webb, a quien solía visitar regularmente en su pequeña casa de Elm Street que también servía como centro de publicación. Webb, Bukowski y Douskey pasaron un tiempo juntos en Nueva Orleans.
Comenzando 1967, Bukowski escribía la columna Notes of A Dirty Old Man para el periódico independiente de Los Ángeles Open City. Cuando fue cerrado en 1969, la columna se trasladó a Los Angeles Free Press. Ese año publicó una recopilación de las mejores columnas escritas para el periódico con ese mismo título.

Los años con Black Sparrow Press


Bukowski (a la izquierda) en su casa de San Pedro en 1990, con los escritores Mary Ann Swissler y Mat Gleason.
En 1969, después de que el editor John Martin de Black Sparrow Press le prometiera una remuneración de cien dólares mensuales de por vida, Bukowski dejó de trabajar en la oficina de correos, para dedicarse a escribir todo el tiempo. Tenía entonces 49 años. Como él mismo explicó en una carta en ese entonces, “tengo dos opciones, permanecer en la oficina de correos y volverme loco… o quedarme fuera y jugar a ser escritor y morirme de hambre. He decidido morir de hambre”.5 Pasó menos de un mes tras dejar el trabajo en la oficina de Correos, cuando acabó su primera novela, Post Office (titulada Cartero en castellano).
Debido a la confianza que John Martin depositó en él cuando era un escritor relativamente desconocido y a la ayuda financiera, Bukowski publicó casi todo su trabajo literario con Black Sparrow Press. En 1976 conoce a Linda Lee Beighle, dueña de un restaurante de comida sana. Dos años más tarde, la pareja se mudó desde la parte este de Hollywood, donde Bukowski había vivido la mayor parte de su vida, a San Pedro, el distrito más al sur de la ciudad de Los Ángeles. Bukowski y Linda Lee fueron casados por Manly Palmer Hall en 1985. Bukowski habla de ella en las novelas Mujeres y Hollywood, en su mayor parte autobiográficas, a través del personaje de Sara.
Bukowski ha sido traducido a más de una docena de idiomas, incluidos español, francés, alemán y portugués. Es visto como icono de la decadencia estadounidense y de la representación nihilista característica después de la Segunda Guerra Mundial. Su falta de ambición y compromiso con él mismo y con el resto del mundo, convierten a este escritor en una de las influencias de bastantes autores contemporáneos entre los cuales podemos encontrar a Alberto Fuguet, Pedro Juan Gutiérrez, Karmelo C. Iribarren, Roger Wolfe, Raúl Núñez y al grupo de rock inglés Dogs D'amour.
Bukowski murió de leucemia el 9 de marzo de 1994 en San Pedro, California, a la edad de 73 años, poco después de terminar su última novela Pulp. Sus restos fúnebres fueron conducidos por monjes budistas. En su lápida se lee: “Don't try".
Extraordinariamente prolífico en la madurez, primero Black Sparrow y, desde 2002, Ecco Press de HarperCollins dan a conocer la parte de su obra aún inédita. Además de la novela citada, gran cantidad de relatos, ensayos, diarios, cartas y, sobre todo, nuevos poemas que ocupan varios nuevos volúmenes.

Obra

Los títulos traducidos aparecen en negrita

Novelas

Cuentos y ensayos

  • Secuelas de una larguísima nota de rechazo, Editorial Nórdica, 2008 (Aftermath of a Lengthy Rejection Slip, 1944)
  • Confessions of a Man Insane Enough to Live with Beasts, Mimeo Press, 1965
  • All the Assholes in the World and Mine, Open Skull Press, 1966
  • Escritos de un viejo indecente, Anagrama, 1978 (Notes of a Dirty Old Man, Essex House, 1969)
  • Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones, Anagrama, 1978 (traducción de algunos cuentos de Erections, Ejaculations, Exhibitions and General Tales of Ordinary Madness, City Lights Books, 1972)
  • La máquina de follar, Anagrama, 1978 (traducción de algunos cuentos de Erections, Ejaculations, Exhibitions and General Tales of Ordinary Madness, City Lights Books, 1972)
  • Se busca mujer, Anagrama, 1987 (South of No North, Black Sparrow, 1973)
  • Música de cañerías Anagrama, 1987 (Hot Water Music Black Sparrow, 1983)
  • Tales of Ordinary Madness, City Lights Books, 1983, primera parte de la reedición en dos volúmenes de Erections, Ejaculations, Exhibitions and General Tales of Ordinary Madness
  • The Most Beautiful Woman in Town, City Lights Books, 1983, segunda parte de la reedición en dos volúmenes de Erections, Ejaculations, Exhibitions and General Tales of Ordinary Madness
  • Hijo de Satanás, Anagrama, 1993 (traducción de los cuentos de Septuagenarian Stew: Stories & Poems, Black Sparrow, 1990)
  • 10 relatos eróticos, antología, Random House Mondadori
  • Fragmentos de un cuaderno manchado de vino. Relatos y ensayos inéditos 1944-1990, Anagrama, 2009 (Portions of a Wine-Stained Notebook: Short Stories and Essays 1944-1990, Black Sparrow, 2008)
  • Ausencia del héroe. Relatos y ensayos inéditos 1946-1992, Anagrama, 2012 (Absence of the Hero, City Lights Books, 2010)

Poesía

  • Flower, Fist and Bestial Wail, Hearse Press, 1960
  • Poems and Drawings, Epos, 1962
  • Longshot Poems for Broke Players, 7 Poets Press, 1962
  • Run with the Hunted, Midwest Poetry Chapbooks, 1962
  • It Catches my Heart in Its Hands: Poems 1955-1963, Loujon Press, 1963
  • Crucifix in a Deathhand: Poems 1963-1965, Loujon Press, 1965
  • Cold Dogs in the Courtyard, Literary Times-Cyfoeth Press, 1965
  • The Genius of the Crowd, 7 Flowers Press, 1966
  • 2 by Bukowski, 1967
  • The Curtains are Waving, 1967
  • At Terror Street and Agony Way: Poems 1965-1968, Black Sparrow, 1968
  • Poems Written Before Jumping Out of an 8 Story Window, Poetry X / Change, 1968
  • A Bukowski Sampler, Quixote Press, 1969
  • Los días corren como caballos salvajes por las montañas, Visor, 2014 (The Days Run Away Like Wild Horses Over the Hills, Black Sparrow, 1969)
  • Fire Station, 1970
  • Ruiseñor, deséame suerte, Visor, 2014 (Mockingbird Wish Me Luck, Black Sparrow, 1972)
  • Me and Your Sometimes Love Poems, KissKill Press, 1972
  • While the Music Played, 1973
  • Arder en el agua, ahogarse en el fuego. Poemas escogidos 1955-1973, La Poesía, señor hidalgo, 2005, Visor, 2015 (Burning in Water, Drowning in Flame: Selected Poems 1955-1973, Black Sparrow, 1974)
  • Africa, Paris, Greece, 1975
  • Scarlet, Black Sparrow, 1976
  • Maybe Tomorrow, 1977
  • El amor es un perro del infierno. Poemas 1974-1977, Visor, 2010 (Love is a Dog from Hell: Poems 1974-1977, Black Sparrow, 1977)
  • Toca el piano borracho como un instrumento de percusión hasta que los dedos te empiecen a sangrar un poco, Visor, 2014 (Play the Piano Drunk Like a Percussion Instrument Until the Fingers Begin to Bleed a Bit, Black Sparrow, 1979)
  • Dangling in the Tournefortia, Black Sparrow, 1981 ó 1982
  • Guerra sin cesar. Poemas 1981-1984 Visor, 2008 (War All the Time: Poems 1981-1984, Black Sparrow, 1984)
  • You Get So Alone at Times That It Just Makes Senses, Black Sparrow, 1986
  • Madrigales de la pensión. Primeros poemas escogidos 1946-1966, Visor, 1999 (traducción de algunos poemas de The Roominghouse Madrigals: Early Selected Poems 1946-1966, Black Sparrow,1988)
  • Septuagenarian Stew: Poems & Stories, Black Sparrow, 1990
  • Poemas de la última noche de la Tierra, DVD Ediciones, 2004 (The Last Night of the Earth Poems, Black Sparrow, 1992)
  • Betting on the Muse: Poems & Stories, Black Sparrow, 1996
  • Bone Palace Ballet: New Poems, Black Sparrow, 1997
  • Lo más importante es saber atravesar el fuego. Nuevos poemas, La Poesía, señor hidalgo, 2002, Visor, 2015 (What Matters Most is How Well You Walk Through the Fire: New Poems, Black Sparrow, 1999)
  • Open All Night: New Poems, Black Sparrow, 2000
  • La noche desquiciada de pasos, Visor, 2014 (The Night Torn Mad with Footsteps: New Poems, Black Sparrow, 2001)
  • Escrutaba la locura en busca de la palabra, el verso, la ruta. Nuevos poemas, Visor, 2005 (Sifting Through the Madnessfor the Word, the Line, the Way: New Poems, Black Sparrow, 2002)
  • As Buddha Smiles, 2003
  • New Poems Book 1, Virgin, 2003
  • New Poems Book 2, Virgin, 2003
  • The Flash of the Lightning Behind the Mountain, Ecco Press, HarperCollins, 2004
  • New Poems Book 3, Virgin, 2004
  • Slouching Toward Nirvana, 2005
  • ¡Adelante! Nuevos poemas Visor, 2007 (Come on in!: New Poems, Ecco Press, HarperCollins, 2006)
  • La gente parece flores al fin. Nuevos poemas, Visor, 2009 (The People Look Like Flowers at Last: New Poems Ecco Press, HarperCollins, 2007)
  • Los placeres del condenado. Poemas 1951-1993, antología, selección de John Martin, Visor, 2011 (The Pleasures of the Damned. Poems 1951-1993, Ecco Press, HarperCollins, 2007)
  • El padecimiento continuo, Visor, 2009 (The Continual Condition, Ecco Press, HarperCollins, 2009)
  • 100 poemas, antología en dos volúmenes, Emptybeercan, 1993
  • El infierno es un lugar solitario, antología, Txalaparta, 1997
  • 20 poemas, antología, Grijalbo Mondadori, 1998

Crónicas, diarios y correspondencia

  • Shakespeare nunca lo hizo, Anagrama, 1999 (Shakespeare Never Did This, City Lights Books, 1979)
  • The Bukowski/Purdy Letters, Paget Press, 1983
  • Screams from the Balcony: Selected Letters (volume 1), Black Sparrow, 1993
  • Living on Luck: Selected Letters 1960s-1970s (volume 2), Black Sparrow, 1995
  • El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco, Anagrama, 2000 (The Captain is Out to Lunch and the Sailors Have Taken Over the Ship, Black Sparrow, 1998)
  • Reach for the Sun: Selected Letters 1978-1994 (volume 3), Black Sparrow, 1999
  • Noche de escupir cerveza y maldiciones. La correspondencia de Charles Bukowski y Sheri Martinelli 1960-1967, La Poesía, señor hidalgo, 2007 (Beerspit Night and Cursing: The Correspondence of Charles Bukowski & Sheri Martinelli 1960-1967, Black Sparrow, 2001

Otras obras

  • Lo que más me gusta es rascarme los sobacos. Fernanda Pivano entrevista a Bukowski, Anagrama, 1983 (Quello que mi importa e' grattarmi sotto le ascelle, SugarCo Edizioni, 1982)
  • The Movie: Barfly, guion de la película, Black Sparrow, 1989
  • Peleando a la contra, antología que incluye poemas, cuentos y fragmentos de novelas seleccionados por John Martin, Anagrama, 1995 (Run with the Hunted, HarperCollins, 1993)
  • Bailando con la muerte, 2004, edición de Hanz Polilla y dibujos de Fernando Laguna Silva

Obras relacionadas

Películas

  • Bukowski at Bellevue (1970), lectura de poemas
  • Supervan (Lamar Card, 1976), cameo
  • There's Gonna Be a God Damn Riot in Here (Dennis Del Torre, 1979, estrenada en DVD en 2008), lectura de poemas
  • The Last Straw (Jon Monday, 1980, estrenada en DVD en 2008), lectura de poemas
  • Storie di ordinaria follia (Ordinaria locura, Marco Ferreri, 1981), película inspirada en relatos de Bukowski
  • Barfly (El borracho, Barbet Schroeder, 1987), película con guion del propio Bukowski que posteriormente inspiró la novela Hollywood, acerca de sus vivencias durante el rodaje
  • Love is a Dog from Hell (Crazy Love) (Dominique Deruddere, 1987), película inspirada en relatos de Bukowski
  • Lune froide (Cold Moon) (Patrick Bouchitey, 1991), adaptación de los relatos The Copulating Mermaid of Venice y Trouble with the Battery.
  • Bukowski: Born Into This (John Dullaghan, 2002), documental
  • Factótum (Bent Hamer, 2005), película adaptación de la novela homónima
  • The Suicide (Jeff Markey, 2006), cortometraje adaptación de un relato de Bukowski
  • On Though Mother (Dennis Del Torre y Jon Monday, 2010), edición en DVD de las lecturas There's Gonna Be a God Damn Riot in Here (Dennis Del Torre, 1979) y The Last Straw (Jon Monday, 1980)

Véase también

Referencias



  • Dobozy, Tamas (2001) "In the Country of Contradiction the Hypocrite is King: Defining Dirty Realism in Charles Bukowski's Factotum" MFS Modern Fiction Studies - Volumen 47, Número 1, primavera, pp. 43-68 (en inglés) (resumen)

  • «Breve biografía» (en inglés). enotes.com. Consultado el 3 de febrero de 2014.

  • Dalkey Archive-University of Illinois (en inglés)

  • Biografía y obra de Bukowski


  • Enlaces externos

    Charles Bukowski, o de cómo la vida corriente se hace literatura

     Resultado de imagen de charles bukowski

    No supe exactamente por qué, pero Chuck, Eddie, Gene y Frank me permitieron participar en algunos de sus juegos. Creo que empezó cuando apareció otro tío y necesitaron tres de cada lado. Todavía necesitaba más práctica para ser verdaderamente bueno, pero cada vez mejoraba más. El sábado era el mejor día. Era cuando jugábamos los grandes partidos, y venían otros chicos a jugar. Jugábamos al fútbol en la calle. Cuando jugábamos en el césped hacíamos placajes, pero en la calle jugábamos al toque. Entonces hacíamos más pases, porque al toque no podías llegar muy lejos corriendo sin que te pillaran.
    Había problemas en casa, muchas peleas entre mi padre y mi madre, y como consecuencia me tenían algo olvidado. Jugaba al fútbol todos los sábados. Durante un partido, entré en zona libre pasando al último defensa y vi cómo Chuck lanzaba la pelota. Se elevó en espiral y yo seguí corriendo. Miré por detrás de mi hombro, la vi venir, cayó justo sobre mis manos y yo la sostuve, llegando a la línea de gol.
    Entonces oí la voz de mi padre gritar «¡Henry!». Estaba de pie en la puerta de casa. Le tiré la pelota a uno de los chicos de mi equipo para que la pateara y fui hacia donde estaba mi padre. Parecía enfadado. Casi podía sentir su furia. Siempre se ponía con un pie un poco adelantado, la cara colorada, y podía ver como su tripa subía y bajaba con su respiración. Medía casi dos metros, y como yo solía decir, parecía todo orejas, nariz y boca cuando se enfadaba. No podía ver sus ojos.
    —Está bien —dijo—, ya eres lo bastante mayor para cortar el césped. Eres lo bastante mayor para cortarlo, recortar los bordes, regarlo y regar las flores. Ya es hora de que hagas algo por la casa. ¡Es hora de que muevas tu jodido culo!
    —Pero estoy jugando al fútbol con esos chicos. El sábado es la única oportunidad real que tengo.
    —¿Es que me vas a replicar?
    —No.
    Pude ver a mi madre observando desde detrás de una cortina. Todos los sábados limpiaban la casa entera. Desempolvaban las alfombras y barnizaban los muebles. Sacaban las alfombras, enceraban el suelo y luego volvían a poner las alfombras, de modo que no se podía ver que el suelo estaba encerado.
    La segadora de césped y las tijeras podaderas estaban en el camino de entrada. Me las enseñó.
    —Ahora vas a coger la segadora y vas a cortar hacia arriba y hacia abajo sin dejarte ningún trozo sin segar. Cuando el recogedor esté lleno lo vacías aquí. Cuando hayas cortado el césped en una dirección, coges la segadora y lo cortas en la otra dirección. ¿Entiendes? Primero lo siegas de Norte a Sur, luego de Este a Oeste. ¿Lo coges?
    —Sí.
    —¡Y no pongas esa maldita cara de desgracia o te daré un verdadero motivo para sentirte desgraciado! Después de que hayas acabado de segar, coge las tijeras de podar y corta los bordes del césped. Corta por debajo del seto. ¡Corta hasta la última hoja de césped! ¡El borde tiene que quedar absolutamente uniforme! ¿Entiendes?
    —Sí.
    —Y cuando acabes, entonces coges esto…
    Mi padre me mostró unas tijeras más pequeñas.
    —…te pones de rodillas y vas cortando cualquier hoja que todavía sobresalga. Entonces coges la manguera y riegas los setos y las flores. Luego pones el regador y lo dejas quince minutos en cada sector del césped. Haz todo esto en el jardín delantero y luego pasa al jardín de atrás y haz lo mismo. ¿Alguna pregunta?
    —No.
    —De acuerdo, ahora te voy a decir una cosa. En cuanto acabes, voy a salir a inspeccionarlo todo ¡Y no quiero ver ni una sola hoja de césped sobresalir, ni en el jardín delantero ni en el de atrás! ¡Ni una sola hoja! ¡Como vea…!
    Se dio la vuelta, fue por el camino hacia el porche, abrió la puerta, la cerró de un portazo y desapareció dentro de la casa. Yo cogí la segadora, la subí rodando por el camino y empecé con la primera pasada, de Norte a Sur. Podía oír un poco más abajo a los chicos jugando al fútbol…
    Acabé de segar el jardín frontal. Regué las flores, puse el regador y me fui hacia el jardín trasero. Acabé también con eso. No sabía si era desgraciado. Me sentía demasiado miserable para ser desgraciado. Era como si todas la cosas del mundo se hubieran convertido en césped y yo tuviera que abrirme camino por él. Seguí empujando y trabajando hasta que de repente me di por vencido. Me llevaría horas, todo el día, y el partido se acabaría. Los chicos se irían a cenar, se acabaría el sábado y yo seguiría segando.
    Al empezar a segar el jardín de atrás vi a mi padre y a mi madre de pie en el porche trasero observándome. Estaban allí en silencio, sin moverse. En un momento, mientras empujaba la segadora, oí a mi madre decirle a mi padre:
    —Mira, no suda como tú cuando cortas el césped. Mira lo calmado que parece.
    —¿calmado? ¡No está calmado, está muerto! Cuando pasé otra vez, le oí gritarme:
    —¡Empuja con más rapidez! ¡Te mueves como un caracol!
    Lo empujé más deprisa. Era duro, pero sentaba bien. Empujé más y más deprisa. Casi corría con la segadora. La hierba salía volando con tanta fuerza que mucha pasaba por encima del recogedor. Sabía que eso le haría enfadar.
    —¡Hijo de la gran puta! —gritó él.
    Le vi salir corriendo del porche hacia el garaje. Salió del garaje con un pequeño rastrillo. Vi de reojo cómo me lo tiraba. Lo vi venir, pero no hice nada para esquivarlo. Me pegó por detrás en la pierna izquierda. El dolor fue terrible. La pierna se me encogió y tuve que forzarme a seguir andando. Seguí empujando la segadora, tratando de no cojear. Cuando me di la vuelta para cortar otro sector del césped, me encontré con el rastrillo en el camino. Lo cogí, lo dejé a un lado y seguí segando. Cada vez sentía más dolor. Entonces mi padre se puso detrás mío.
    —¡Para!
    Me paré.
    —¡Quiero que vuelvas y recojas la hierba que se te ha caído fuera! ¿Entiendes?
    —Sí.
    Mi padre volvió a entrar en la casa. Le vi junto a mi madre mirándome desde el porche.
    El final del trabajo era recoger todas las briznas de hierba que habían caído sobre la acera y luego regar la acera. Finalmente acabé, a excepción de poner el regador en el jardín de atrás a intervalos de quince minutos. Llevé atrás la manguera para colocar el regador y entonces mi padre salió de la casa.
    —Antes de que empieces a regar, quiero asegurarme de que no has dejado hojas sin cortar.
    Mi padre se fue al centro del césped, se puso a cuatro patas y bajó la cabeza hasta el césped en busca de alguna hoja que pudiera sobresalir. No dejó de mirar, doblando el cuello, escrutando. Yo esperé.
    —¡Aja!
    Se levantó de un salto y corrió hacia la casa.
    —¡Mamá! ¡Mamá!
    Entró corriendo en la casa.
    —¿Qué pasa?
    —¡He encontrado una hoja!
    —¿Sí?
    —¡Ven, te la voy a enseñar!
    Salió de la casa a toda prisa con mi madre siguiéndole.
    —¡Aquí! ¡Aquí! ¡Te lo voy a enseñar! Se puso a cuatro patas.
    —¡Lo veo! ¡Veo dos!
    Mi madre se agachó junto a él. Yo me preguntaba si estaban chalados.
    —¿Las ves? —dijo él—. ¡Dos hojas! ¿Las ves?
    —Sí, papá, las veo…
    Los dos se levantaron. Mi madre entró en la casa. Mi padre me miró.
    —Adentro…
    Caminé hacia el porche y entré en la casa. Mi padre me siguió.
    —Al baño.
    Mi padre cerró la puerta.
    —Bájate los pantalones.
    Le oí coger la badana de afilar. Todavía me dolía la pierna derecha. No servía de nada, habiendo sufrido la badana antes muchas veces. El mundo entero estaba allí fuera indiferente a todo, pero no servía de nada. Había millones de personas ahí fuera, perros, gatos, pájaros, edificios, calles, pero no importaba. Sólo estaba mi padre y la badana de afilar, el baño y yo. Usaba aquella badana para afilar la navaja de afeitar, y por las mañanas temprano yo le odiaba con su cara blanca de espuma, de pie delante del espejo afeitándose. Entonces me pegó el primer golpe. El sonido de la badana era plano y fuerte, el sonido era casi tan malo como el dolor del golpe. La badana cayó otra vez. Era como si mi padre fuera una máquina golpeando con aquella badana. Tenía el sentimiento de estar en una tumba. La badana cayó otra vez y yo pensé que aquella seguramente era la última. Pero no lo era. Cayó otra vez. Yo no le odiaba. Simplemente, no podía creérmelo, quería librarme de él. No podía llorar. Me sentía demasiado mal para llorar, demasiado confundido. La badana cayó otra vez, luego se detuvo. Yo me puse de pie y esperé. Le oí colgar la badana.
    —La próxima vez —dijo—, no quiero encontrar ni una hoja. Le oí salir del baño. Cerró la puerta. Las paredes eran hermosas, la bañera era hermosa, el lavabo y la cortina de la ducha eran hermosos, hasta el water era hermoso. Mi padre se había ido.

    ‘Rayuela’, ¿cursi o clásico?


    Escritores hispanohablantes de varias generaciones analizan Rayuela, de Cortázar, que hoy cumple 50 años

    Cristina Peri Rossi: “Acertó a retratar la sensibilidad de la generación del 68”.

    Damián Tabarovsky: “Nació cursi, llena de recursos demagógicos”.




     
    Julio Cortázar, en Madrid en 1983
    En una carta de 1958, Julio Cortázar cuenta que ha terminado la novela Los premios y que piensa en otra más ambiciosa que será, se teme, “bastante ilegible”, una especie de “resumen de muchos deseos, de muchas nociones, de muchas esperanzas y también, por qué no, de muchos fracasos”. Un año más tarde dice que está escribiendo una antinovela. Más tarde dirá que prefiere el término contranovela. Aun en estado embrionario Rayuela generó un sinfín de definiciones a cargo de su propio autor: libro infinito, gigantesca humorada, bomba atómica, grito de alerta, el agujero negro de un enorme embudo… Luego llegarían esos lectores que el escritor nunca quiso pasivos. 

    Mandala pop. Igual que Julio Denis fue el pseudónimo con el que Cortázar (1914-1984) publicó su primer libro en 1938 -Presencia, un conjunto de sonetos-, Mandala fue el primer título que le puso a Rayuela “hasta casi terminado”. El definitivo le pareció más modesto y comprensible sin necesidad de conocer “el esoterismo búdico o tibetano”. Además, eran lo mismo: “una rayuela es un mandala de-sacralizado”. En algunas cartas la llama La rayuela.

    Rayuel-o-matic. Rayuela está formada por 155 fragmentos que el lector puede combinar a su antojo. Además del orden en el que se edita habitualmente, Cortázar -que empezó el libro redactando el actual fragmento 41º- incluyó en las primeras páginas un “tablero de dirección” que arranca en el 73º. Además, en La vuelta al día en ochenta mundos (1967) recogió la descripción del Rayuel-o-matic, una máquina para leer Rayuela inspirada en las máquinas “célibes” de Marcel Duchamp y Raymond Roussel.

    Apocalipsis de san Julio. Cuando se publicó en 1963 unos dijeron que era un libro desvergonzado y otros lo acusaron de europeizante; alguien afirmó que era la declaración de independencia de la novela latinoamericana y alguien más que si dentro de ella El siglo de las luces –publicado por Alejo Carpentier un año antes- era el génesis, Rayuela era el apocalipsis.

    El libro del 68. Por teléfono, desde su casa de Barcelona, Cristina Peri Rossi (Montevideo, 1941), amiga de Cortázar, explica qué supuso Rayuela para la gente que tenía poco más de 20 años cuando se publicó: “Es la novela emblemática de la gente del 68. La leímos con el telón de fondo de los movimientos revolucionarios en Europa y América Latina. Toda una generación se identificó con el libro. Todas las mujeres querían ser la Maga. Todos querían vivir en Paris y Buenos Aires. Acertó a retratar una sensibilidad. Es cierto, teníamos 20 años, hoy tenemos 70 y muchos han traicionado esos valores. Un amigo pintor argentino me decía hace poco que ya no se identificaba con Rayuela. Yo le respondía: ‘Porque en el 63 tenías 20 años, eras pobre y revolucionario; ahora eres famoso, burgués y te hacen exposiciones retrospectivas’. ¿Que el mundo ya no es así? Tampoco es como la Troya de Virgilio. Si hubiera que dar un libro a los marcianos para explicarles cómo era el mundo en esos años les daría Rayuela”. Y pasa de la sociología a la literatura: “En Rayuela cristalizaron rupturas de la estructura y el lenguaje que venían de antes (de Mallea, de Arlt) pero que habían naufragado. Además, dentro de la vieja polémica latinoamericana entre literatura rural y urbana, Rayuela es la novela urbana por excelencia. En literatura no hay progreso, pero fue un hito. Claro que se puede escribir como antes de Rayuela, pero serán eso, novelas de antes de Rayuela”.

    Cataclismo para jóvenes indignados. José María Guelbenzu (Madrid, 1944), que relee estos días Rayuela, cuenta que la leyó en uno de los primeros ejemplares que llegaron a España: “Yo era un joven escritor indignado con el mundo literario español, que era oficial, realista, barroco o social. En ese contexto, Rayuela fue un cataclismo, el encuentro con la libertad de la literatura. En El mercurio (1968) hay un homenaje a Cortázar y otro a Joyce, los dos autores que me abrieron el mundo a algo distinto que la alicorta tradición española. La apertura a un mundo que no tiene confines. Es un acto literario total, una muestra de anarquismo literario en el que se da la unidad entre fondo y forma. Además, desencadena el gran movimiento hacia el lector, le obliga a construir la novela”. Y de la literatura a la sociología: “Hay quien dice que fue un libro de su momento, que no es una novela sino un montón de cosas juntas. No estoy de acuerdo. El hombre contemporáneo pisa el terreno de la inseguridad y Rayuela es la respuesta y la resistencia a esa inseguridad, el relato de una vida a través del desorden y la mitomanía, un viaje sentimental en busca de la lucidez. Por eso gusta tanto a los jóvenes, sigue siendo una obra maestra y hoy sigue siendo rompedora”.

    Un juguete sofisticado. A Agustín Fernández Mallo (A Coruña, 1967) le faltaban cuatro años para nacer cuando se publicó Rayuela. No la ha vuelto a leer entera desde la primea vez pero de cuando en cuando hace “catas selectivas”. Conclusión: “funciona muy bien a trozos, tienen una entidad poética al margen de la narrativa”. En su opinión, la novela de Julio Cortázar “abrió una vía al experimentalismo y al uso de la cultura popular sin tapujos, sin esa condescendencia que se usa para quedar bien. En Cortázar era algo vivido, real, no un artefacto montado ad hoc. Su influencia la admite la mayoría de los escritores españoles de mi generación”. ¿Es un libro de su momento, es decir, de hace ya medio siglo? “En los sesenta se leyó en una clave política –sobre el exilio y el desarraigo- que se fue desdibujando con el tiempo, pero en estos tiempos convulsos podría rehacerse perfectamente esa lectura política y funcionaría”.

    Mercedes Cebrián (Madrid, 1971) tampoco la ha vuelto a leer desde que lo hizo a los 17 años, por eso insiste en que sus comentarios se refieren a aquella primera impresión. Ahora, dice, está curada de espanto, “vieja” (?), no querría parecer naïf. ¿Y a los 17? “Rayuela es una novela de formación esencial para un escritor en lengua castellana. Aprendes de todo, carpintería, bricolaje. Enseña también que la literatura no es solo seriedad, que puede ser un juego, que en una novela cabe lo que tú quieras. Me da pena pensar que ya no la podría releer con la ilusión del descubrimiento. También un juguete sofisticado muy útil para bajarles los humos a los descubridores permanentes de artefactos que piensan que lo último de lo último es decirle a alguien en la página 10, pase a la página 48”.

    Contra Rayuela. Desde la Argentina, por correo electrónico, Damián Tabarovsky (Buenos Aires, 1967) rompe contundentemente la devoción cortazariana: “¿En qué momento Rayuela se convirtió en un libro leído en la adolescencia y nunca jamás en la adultez? O más aún, ¿en qué momento pasó a ser un texto adolescente? No lo sé. Sé, en cambio, que para mí, y para muchos de mi generación Cortázar significa esa época de la vida en que nos pasan cosas vergonzantes: decir que nos gustaba Cortázar es una de esas. De hecho, a mí nunca me pasó, pero sí me ocurrió con Roberto Fontanarrosa, que vendría a ser lo mismo, pero peor. Para mí, y a para muchos de mi generación, Rayuela nació ya cursi, remanida, llena de recursos demagógicos, y, casi me animaría a decir, sociológica: encarna –igual que Sábato en otro extremo- el gusto de una clase media urbana argentina que se imaginaba en ascenso social, que suponía que, vía a Cortázar y otros como él, accedía a la alta cultura, a la divulgación de la vanguardia francesa, al último grito de la moda de la novela moderna. También expresa el último estertor en que París se pensaba a sí misma –y las clases medias argentinas lo creían- como la capital cultural del mundo. Todo eso terminó, y ahora la clase media argentina sueña con ir de compras a Miami. Y la literatura ya no le importa a nadie”.

    De cronopio a clásico. Alfaguara acaba de publicar una edición conmemorativa de Rayuela que incluye una selección de cartas de Cortázar en torno a su escritura, publicación y recepción.
    En 1991 Julio Ortega y Saúl Yurkievich publicaron una monumental edición crítica en la colección Archivos de la Unesco.
    Tres años antes la editorial Cátedra había publicado una edición de la novela en su colección de clásicos Letras Hispánicas a cargo de Andrés Amorós, que recuerda ahora que aquel trabajo fue el fruto de su admiración por un libro del que llegó a saberse fragmentos de memoria. “Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes…” recita por teléfono citando el arranque del 68, escrito en gíglico, un lenguaje inventado por Cortázar que lleva al extremo su experimentalismo. Amorós fue uno de sus primeros defensores en España y no se cansa, dice, de leer Rayuela, pero avisa respecto al humor, el juego y la ironía que contienen sus páginas: “No se puede hacer escuela de eso”.
    En 1962, en una carta, Julio Cortázar escribió: “Nadie es clásico si no quiere. Los profesores pueden pegarle la etiqueta, pero él (y sus libros) le escupen encima. Yo soy siempre el mismo desconcertado cronopio que anda mirando las babas del diablo en el aire, y que recién a los veinte mil kilómetros descubre que no ha soltado el freno de mano”.

    Rayuela (novela): Wikipedia



    Rayuela Ver y modificar los datos en Wikidata
    de Julio Cortázar Ver y modificar los datos en Wikidata
    Género Novela Ver y modificar los datos en Wikidata
    Ambientada en París Ver y modificar los datos en Wikidata
    Idioma Español Ver y modificar los datos en Wikidata
    Editorial
    Ciudad Buenos Aires
    País Argentina Ver y modificar los datos en Wikidata
    Fecha de publicación 1963 Ver y modificar los datos en Wikidata
    Formato impreso
    ISBN 0-394-75284-8 Ver y modificar los datos en Wikidata
    OCLC 14412231 Ver y modificar los datos en Wikidata
    Serie
    Historias de cronopios y de famas Rayuela Ver y modificar los datos en Wikidata Todos los fuegos el fuego
    [editar datos en Wikidata]
    Julio Cortázar en 1967, a los 54 años de edad.
     
    Rayuela es una novela del escritor argentino Julio Cortázar. Escrita en París y publicada por primera vez el 28 de junio de 1963,1 constituye una de las obras centrales del boom latinoamericano.
    Narra la historia de Horacio Oliveira, su protagonista, pone en juego la subjetividad del lector y tiene múltiples finales. A esta obra suele llamársela «antinovela», aunque el mismo Cortázar prefería denominarla «contranovela».
    Si bien el estilo que se mantiene a lo largo de la obra es muy variado, se la considera una de las primeras obras surrealistas de la literatura argentina. «De alguna manera es la experiencia de toda una vida y la tentativa de llevarla a la escritura», dijo Cortázar cuando le preguntaron qué significaba Rayuela para él.

    Maneras de leer la novela

    Con un total de 155 capítulos, la novela puede leerse de varias maneras:
    • Por la lectura normal, leyendo secuencialmente de principio a fin.
    • Por la lectura «tradicional» propuesta por Cortázar, leyendo secuencialmente desde el capítulo 1 hasta el 56 y prescindiendo del resto.
    • Por «el orden que el lector desee», una posibilidad que Cortázar exploró después en su novela 62/modelo para armar.
    • Por la secuencia establecida por el autor en el tablero de dirección (que se encuentra al inicio del libro), que propone una lectura completamente distinta, saltando y alternando capítulos. Ese orden, con varios elementos estilísticos del collage, comprende textos de otros autores y ámbitos.

    Argumento

    Contar el argumento de Rayuela de una manera lineal es, con toda seguridad, un reduccionismo que aleja al lector del sentido de la obra, pues excluye el vasto universo psicológico de los personajes y las complejas relaciones de estos con temas como el amor, la muerte, los celos y el arte, entre otros.
    Teniendo esto en consideración, a continuación se presenta un resumen del argumento de la obra, que se divide en tres partes:

    Primera parte: «Del lado de allá»

    Le Pont-Neuf, la Cité, la Monnaie et le quai de Conti, 1832 (‘el Puente Nuevo, la isla de la Cité, la Casa de la Moneda y el muelle de Contí, 1832’). Cuadro de 1832, obra de Giuseppe Canella (1788-1847). El muelle de Contí y la rue de Seine (‘calle del Sena’) son los primeros lugares que se nombran en la novela.
    La historia se desarrolla en París (Francia), donde Horacio Oliveira, el protagonista, vaga por los puentes de la ciudad en busca de su amante, una mujer uruguaya de nombre Lucía (más conocida a lo largo de la novela como la Maga). La relación de ambos es apasionada pero asimétrica: la Maga, de temperamento pasional, está enamorada de Horacio, más analítico y frío, mientras que él parece no querer involucrarse emocionalmente con ella. Oliveira disfruta de la compañía de la Maga, pero es un hombre de una educación privilegiada que adora las discusiones intelectuales, mientras que la Maga, menos educada que él, apenas si puede participar en estas.
    Ambos se reúnen frecuentemente con unos amigos en común, los miembros de un grupo apodado Club de la Serpiente, un círculo de artistas, escritores y músicos que se la pasan bebiendo y escuchando música mientras discuten de arte, literatura, filosofía, arquitectura y otros temas. En las discusiones se suele hablar de un escritor de apellido Morelli, quien insiste en la necesidad de romper con las formas lingüísticas del momento, que él siente gastadas por su abuso. El grupo salta de un tema a otro con relativa facilidad, pero la Maga, que no ha leído tanto, generalmente necesita que le expliquen los conceptos discutidos. Su manera de ser tan vivaz la aleja del grupo y es el presagio de su eventual distanciamiento de este. El club, sin embargo, demuestra afecto por Lucía, pero casi siempre de una manera condescendiente.
    Horacio y la Maga llevan ya algún tiempo viviendo juntos, pero la Maga ya no puede pagar los cuidados de la institutriz de su bebé Rocamadour y tiene que traérselo a vivir con ellos
    Por otra parte, la salud del infante es muy delicada como para vivir en aquel apartamento frío y hacinado, pero a la mamá le aterra la idea de enviarlo a un hospital. Esto provoca que el infante se enferme gravemente. Mientras tanto, Oliveira resiente cada vez más la situación, pues él no había accedido a vivir con un bebé. Durante una pelea Horacio da a entender que podría dar por terminada la relación. La Maga rompe en llanto. Oliveira sale del apartamento, tal vez con la intención de visitar a Pola, una amante. No está seguro de si regresará o no.
    Después, mientras recorre las calles sin rumbo fijo, el protagonista es testigo de cómo un automóvil atropella a un hombre mayor. Otro testigo afirma que la víctima es un escritor que vive cerca del lugar. Llega una ambulancia y se lleva al herido.
    Empieza a lloviznar. Horacio continúa en sus melancólicas cavilaciones. Queda impresionado por cómo los paramédicos trataron a la víctima del accidente de un modo tan mecánico. En el afán de refugiarse del mal tiempo, se parapeta en la entrada de un teatro y decide entrar a ver el concierto de piano anunciado en el lugar, de una tal madame Berthe Trepat.
    En el teatro, Oliveira escucha las composiciones de Trepat, que le parecen mal escritas y peor interpretadas. El resto de la audiencia simplemente se sale a medio concierto. Todo indica que a Horacio le simpatiza la mujer, cuyo fracaso contrasta irónicamente con su porte orgulloso. Le ofrece acompañarla a su casa, pero, mientras caminan, Trepat se desconcierta con los efusivos halagos de Horacio, que ella termina tomando como un cortejo. Le da una bofetada y Oliveira se retira humillado.
    Regresa al apartamento de la Maga, donde se topa con un pretendiente de ella de nombre Gregorovius. Horacio cree que se acostaron mientras él no estaba, pero en realidad la Maga había rechazado los cortejos de este nuevo personaje. Horacio se sienta con los dos a tener una charla como las del Club de la Serpiente, pero constantemente son interrumpidos por un hombre de edad avanzada que vive un piso arriba y continuamente golpea el suelo. En el punto álgido de la discusión, Oliveira toca a Rocamadour y descubre que el bebé está muerto.
    Luego de reflexionar en el sinsentido de la muerte y de considerar la confusión que provocará el hecho, Oliveira, con su actitud habitual, decide no comunicar la terrible noticia. Sin embargo, dada la insistencia del vecino del piso de arriba, le sugiere a la Maga que suba y confronte al señor. Mientras ella se retira a hacer esto, Oliveira le cuenta a Gregorovius lo sucedido con el infante. Los dos se sientan a considerar las implicaciones legales. Gregorovius tampoco menciona el asunto cuando la Maga regresa.
    Entonces se aparecen varios amigos del Club de la Serpiente. Dos de ellos, Ronald y Babs, llegan a dar la noticia de que otro de los integrantes, Guy Monod, trató de suicidarse. Luego llega un tercer miembro del grupo, Etienne, para informar que Monod sobrevivirá, pese a que está muy enfermo. Entonces el grupo se embarca en otra serie de discusiones filosóficas y profundas durante las cuales, en voz baja, se cuentan entre ellos mismos el horrible suceso acaecido en esa vivienda. La Maga es excluida de la discusión, pero finalmente se da cuenta de que su hijo está muerto cuando trata de darle una dosis de su medicina. Se pone histérica, y el caos temido por Oliveira finalmente se desata. La Maga busca consuelo en Horacio, pero este no puede o no quiere brindar el apoyo requerido, de manera que se queda en silencio y opta por marcharse.
    Se lleva a cabo el velatorio del bebé. Todos los miembros del club se encuentran presentes, excepto Horacio, que de nuevo se ha ido a vagar sin rumbo por las calles de París. Cuando por fin regresa al apartamento, ya han pasado varios días y la Maga ha desaparecido. Quien ahora vive allí es Gregorovius. Este insinúa que la Maga podría haber regresado a su natal Montevideo, pero Horacio duda que ella cuente con los medios para costear ese viaje. Finge desinterés, pero en su fuero interno sospecha que ella pudo haber cometido suicidio después del velatorio. Otra posibilidad es que haya ido a casa de Pola, a quien le han diagnosticado cáncer de seno.
    Mientras camina a orillas del río Sena, Horacio se topa con una indigente conocida por él y la Maga, cuyo encuentro previo no recuerda muy bien. Como no tiene adonde ir, Horacio se sienta y habla con la pordiosera un rato. Su nombre, según recuerda, es Emmanuele. Accede a la petición de la mujer de comprar vino y beberlo juntos, y ambos terminan borrachos debajo de un puente. Emmanuele intenta hacerle sexo oral a Horacio, pero la policía cae de improviso y los arresta.
    Son llevados a la estación junto con dos homosexuales. En el viaje, Oliveira continúa reflexionando sobre su búsqueda de la unidad y sobre su relación con la Maga. Los homosexuales, mientras tanto, discuten acerca de un caleidoscopio. Notan que, solo contra la luz correcta, los «bonitos patrones» dentro de este son perceptibles.

    La primera parte del libro termina con la intuición de Oliveira de que el Cielo es algo que no está encima de la Tierra, sino en la superficie de esta, pero a alguna distancia, al cual uno se acerca de manera similar a como los niños juegan a la rayuela
    .

    Segunda parte: «Del lado de acá»

    La acción se traslada ahora a Argentina, donde la historia comienza con una breve introducción en la que se habla de Manolo Traveler, un amigo de infancia de Horacio que vive en Buenos Aires con su esposa Talita. Se describe a Traveler como un tipo inquieto, cuyo matrimonio con Talita es estable. Pero Manolo tiene un mal presentimiento cuando Gekrepten, antigua novia de Horacio, le informa que este, a quien no ha visto en años, viene de regreso al país. Pese a la mala sensación, Talita y él acuden al muelle a darle la bienvenida a Horacio, donde este confunde momentáneamente a la esposa de su amigo con la Maga. Sin embargo, la mente se le aclara a Oliveira cuando se va a vivir con Gekrepten, con quien ocupa un cuarto de hotel al otro lado de la calle donde se ubica el apartamento de Traveler y Talita.
    Oliveira se emplea como vendedor de telas, pero no le va muy bien. Traveler, que trabaja en un circo con Talita, le consigue trabajo en dicho lugar. No obstante, tiene sus dudas. La presencia de Oliveira lo perturba, pero no logra determinar por qué. Primero cree que a lo mejor son los flirteos de su amigo con Talita, pero siente que hay algo más de fondo. Además, no duda de la fidelidad de su esposa. Incapaz de descifrar el misterio y de pedirle a Horacio que los deje en paz, Traveler se siente cada vez más ansioso e impotente e incluso no puede dormir.
    A Horacio, mientras tanto, Talita le recuerda cada vez más a la Maga. Por ende, se ve a sí mismo en Traveler. Trata, pues, de inmiscuirse en la vida íntima de la pareja, pero no puede. Su frustración crece al punto de que empieza a dar muestras de un inminente colapso mental. Una tarde calurosa Oliveira pasa horas tratando de enderezar unos clavos, aunque aún no sabe para qué los va a usar. Muy pronto esta acción dispara un episodio de locura cuando Horacio convence a Traveler y Talita de ayudarlo a construir un puente entre las ventanas de los edificios para que ella pueda atravesarlo. Una vez concluido, Horacio le pide a Talita que cruce el puente y que le lleve clavos y yerba mate. Traveler se muestra dispuesto a acceder a las excentricidades de su amigo, pero Talita está asustada y pide no participar. Cree que es una especie de prueba; finalmente le arroja la yerba y los clavos, pero no cruza el puente.
    Poco después, el dueño del circo lo vende a un empresario, un tal Suárez Melián y adquiere un hospital psiquiátrico. Traveler, Talita y Horacio aceptan trabajar en este nuevo lugar a pesar de lo irónica que resulta la situación (o a lo mejor por eso mismo). Horacio bromea diciendo que, de todos modos, los pacientes del hospital no pueden estar más locos que ellos tres. Un día se decide transferir la propiedad del hospital. Los pacientes deben estar de acuerdo en firmar un documento y los tres amigos deben servir de testigos. Un día conocen entonces al nuevo director del hospital, el doctor Ovejero, y a su asistente, Remorino. El anterior dueño del circo y su esposa, Cuca, están presentes. Uno a uno los pacientes son enviados a la habitación donde el documento debe ser signado, en un procedimiento que dura hasta bien entrada la noche. Todos ellos son llamados por sus números de habitación, y no por sus nombres. La mayoría son de temperamento apacible.
    Talita se convierte en la farmacéutica de planta, mientras Horacio y Traveler se desempeñan como auxiliares o guardias nocturnos. El lugar es escalofriante y oscuro, sobre todo en las largas horas antes del amanecer. A menudo los tres se refugian en el cálido ambiente de la farmacia, donde beben y conversan. Remorino les muestra a Traveler y Oliveira el sótano, donde se almacenan los cuerpos de los pacientes fallecidos y donde la cerveza se puede mantener fría.
    Una noche Horacio está fumando en su cuarto del segundo nivel, cuando ve a Talita atravesando el jardín del piso inferior iluminado por la luna, posiblemente yendo a su habitación a dormir. Después cree ver a la Maga en el mismo lugar jugando a la rayuela. Pero, cuando ella lo ve a él, este se da cuenta de que es Talita cruzando el jardín de regreso. Una especie de culpa se empieza a apoderar de Oliveira, quien pronto llega a concebir la idea de que alguien quiere matarlo mientras está de guardia. Probablemente Traveler.
    Aquella misma noche, mientras Oliveira está en el segundo piso considerando las implicaciones simbólicas del elevador de aquel hospital, Talita se acerca a él y los dos comienzan a hablar de distintos temas, entre ellos la Maga, cuando el ascensor se acciona y sube desde el sótano. Resulta que un paciente está dentro. Luego de enviar al hombre de regreso a su cuarto, Horacio y Talita deciden bajar a ver qué se trae aquel loco entre manos.
    Ya en el sótano, junto a los cadáveres, Horacio comienza a hablarle a Talita como si ella fuera la Maga. En un momento de desesperación, él intenta besarla, pero es rechazado. De regreso en su cuarto, Talita le cuenta a Traveler lo sucedido. Mientras tanto, Oliveira regresa a su propio cuarto y ahora está convencido de que Traveler quiere matarlo. A oscuras comienza a construir una suerte de barricada compuesta por palanganas llenas de agua en el suelo, así como por hilos atados a objetos pesados, a su vez atados a la perilla de la puerta.
    Oliveira se sienta a oscuras al otro lado de la habitación, cerca de la ventana, y espera a Traveler. Las horas pasan lentamente. Traveler finalmente llega y trata de entrar. El caos y la bulla impulsan al doctor Ovejero y a los pacientes a salir al jardín, desde donde ven a Horacio en la ventana tratando de saltar. Traveler trata de convencer a Horacio de que no haga lo que no quiere hacer, pero finalmente reflexiona que a lo mejor Horacio sí quiere quitarse la vida y que probablemente sea lo mejor.

    Tercera parte: «De otros lados»

    Compuesta por los capítulos prescindibles, esta parte está conformada por materiales adicionales, como recortes de periódico, citas de libros y otros, que ayudan a comprender distintos pasajes de la novela. No es necesaria para entender el argumento, pero sí para solucionar ciertos enigmas que surgen a lo largo de las dos primeras partes.
    Por ejemplo, leyendo esta sección el lector llega a saber que Horacio, luego de intentar tirarse por la ventana, es ingresado en el hospital, donde es sedado por Ovejero, quien cree que padece de delirium tremens. También en esta parte se sabe mucho más sobre el misterioso Morelli y se averigua cómo fue que la Maga y Emmanuele se conocieron.
    Asimismo, por medio de los escritos de Morelli se aprecian algunos de los motivos detrás de la construcción de la novela (como el deseo de escribir una obra en la cual el lector sea un conspirador). Aquí también se describen la personalidad y las motivaciones interiores de Oliveira de una manera más profunda y se revela que este es el escritor atropellado en la primera parte de la novela.
    Esta parte y el libro mismo terminan narrando el episodio en que Horacio visita a Morelli en el hospital, donde este le pide a aquel que vaya a su apartamento y organice sus notas mientras se recupera. La mayor parte de estas notas son inéditas, y Oliveira no solo considera un gran honor hacer este trabajo, sino también cree que es probablemente su mejor oportunidad de alcanzar el noveno cuadro de su rayuela espiritual, emocional y metafísica.

    Explicación del título

    Julio Cortázar tenía pensado titular la novela Mandala, nombre que alude a los símbolos circulares del hinduismo y del budismo que representan los universos interno (microcosmos) y externo (macrocosmos) y se utilizan en meditación para alcanzar la unidad con el ser, justamente la búsqueda de Horacio Oliveira, protagonista de la novela. Sin embargo, al autor le sonaba pretencioso titularla así, por lo que decidió finalmente llamarla Rayuela, en referencia al juego infantil. El objetivo de dicho juego es alcanzar el cielo, es decir el noveno cuadro, por medio de saltos en un pie. De ese modo, el cielo de la rayuela se constituye en el símbolo de esa quimera autoimpuesta de Oliveira de buscar siempre algo que no sabe qué es.

    El lector como protagonista

    En su fondo y en su forma, Rayuela reivindica la importancia del lector y, hasta cierto punto, lo empuja a una actividad y a un protagonismo antes negados por la novela clásica, en la cual lo importante era conducir a este por la linealidad de la historia hasta el final. En Rayuela, en cambio, el argumento se concibe no más que como un escenario en el cual los personajes se desenvuelven en una libre y profunda vitalidad que el autor les otorga y de la que él mismo dice no hacerse responsable.
    Rayuela plantea la negación de la cotidianidad y la apertura a nuevas realidades donde las situaciones más absurdas se toman hasta sus consecuencias más trágicas con total ligereza, incluso con sentido del humor. Estos caminos que se plantean constituyen una nueva forma de llegar al cielo de la rayuela.
    Muchos críticos se refieren a esta obra como una «antinovela» por su carácter innovador, ya que rompe con todos los cánones prestablecidos en la época de su primera publicación. Sin embargo, Cortázar no estaba totalmente de acuerdo con esta clasificación, pues dicho término le parecía una «tentativa un poco venenosa de destruir la novela como género», según afirmó en una entrevista. Por esta razón él prefería denominarla «contranovela», pues con Rayuela buscaba «ver de otra manera el contacto entre la novela y el lector»: incitar a este a que modificara su actitud pasiva frente a la novela, convertirlo en parte activa y crítica de esta y suscitar así «una especie de polémica entre un autor y un lector».

    Personajes

    • Horacio Oliveira. Es el protagonista de la historia. De origen argentino, tiene entre 40 y 45 años de edad. Se caracteriza por saber de un sinnúmero de temas. Fue a París a estudiar, pero no lo hace. Trabaja ayudando a organizar correspondencia. Tiene un hermano, abogado, que vive en Rosario (Argentina). Está en una búsqueda constante, pero ―según Ossip Gregorovius, otro personaje de la novela― «… uno tiene la sensación de que ya llevás en el bolsillo lo que andás buscando».
    • La Maga (Lucía). Es la protagonista de la historia. Nacida en Uruguay, viajó a París con su hijo Rocamadour. Se caracteriza por ser distraída y por no tener los conocimientos de sus compañeros y amigos, situación que en ciertas ocasiones la hace sentirse de menos («es tan violeta ser ignorante»). Sin embargo, su ingenuidad y su ternura más de una vez son envidiadas por los integrantes del Club de la Serpiente. Lo que más envidia Oliveira de la Maga es su forma de ver las cosas: ella «nada en el río, mientras él lo mira de lejos».
    ―Yo no me sé expresar ―dijo la Maga secando la cucharita con un trapo nada limpio―. A lo mejor otras podrían explicarlo mejor, pero yo siempre he sido igual: es mucho más fácil hablar de las cosas tristes que de las alegres.
    • Rocamadour. Es un bebé, hijo de la Maga. Su nombre real es igual que el de su padre, Francisco. Es cuidado por una institutriz llamada Madame Irene, pero finalmente la Maga lo lleva a vivir con ella. En el transcurso de la historia el bebé se enferma y muere en el apartamento que compartían la Maga y Horacio, la misma noche en que Guy Monod intenta suicidarse. La muerte del niño es un hecho fundamental en la novela.
    • Etienne. Es pintor y uno de los mejores amigos de Oliveira en su estadía en París. Personaje inspirado en un amigo que Cortázar conoció en 1955 junto con Edith Aron (la Maga): el artista franco-argentino Sergio de Castro.2
    • Ronald. Es un pianista estadounidense de jazz y bebop que vive en París. Es el novio de Babs.
    • Babs. Es una ceramista estadounidense, novia de Ronald.
    • Guy Monod. Es amigo de Etienne. Aparece en la presentación de todos los integrantes del club y al final de la época de Oliveira en París intenta suicidarse; pero no tiene trascendencia en la trama de la novela.
    • Morelli. Es un novelista consumado (identificado por algunos como el álter ego de Julio Cortázar),[cita requerida] a quien los integrantes del club estudian y admiran. Se representa en los primeros capítulos (Del lado de allá) como un viejo que es atropellado y a quien Oliveira ayuda. En los capítulos prescindibles (tercera parte), se aclara la identidad del personaje cuando Oliveira y Etienne va a visitarlo al hospital. Cortázar pone en palabras de Morelli su idea de hacer literatura, por lo que habla de hacer una literatura limpia, sin muchos «decorados».
    • Ossip Gregorovius. Está enamorado de la Maga, razón por la cual no es del agrado de Oliveira. Es un intelectual, igual que todos los integrantes del Club de la Serpiente. No se conoce bien su historia pasada, pero él mismo se adjudica tres madres diferentes. Es de Rumania.
    • Perico Romero. Español, amante de la literatura.
    • Pola. Joven francesa, amante de Oliveira. Para que Oliveira la dejara, la Maga hace un día vudú con una muñeca que la representa y le tira una maldición para que se enferme de cáncer de mama. Pola efectivamente adquiere esta dolencia, lo que le genera a la Maga un gran sentimiento de culpabilidad.
    • Wong. De origen chino, es descrito inicialmente en el capítulo 14. Carga un maletín repleto de libros, y en su billetera, fotos relacionadas con una mítica ejecución en Pekín, de 1905.3
    • Traveler. Es amigo de juventud de Horacio Oliveira. Vive en Argentina. Es el esposo de Talita. Oliveira se ve a sí mismo en él.
    • Talita. Esposa de Traveler. Oliveira ve en ella a la Maga.
    • Gekrepten. Novia de Horacio Oliveira. De origen argentino, es excesivamente pasiva: el contrario completo de la Maga. En el transcurso de la segunda parte Oliveira vuelve a Argentina y se aloja momentáneamente con ella.

    Artistas, músicos y autores mencionados en la novela

    Julio Cortázar se distinguía por ser un intelectual, lo cual plasmó en Rayuela, haciendo innumerables citas de autores, libros, discursos, pinturas y obras musicales. Algunas de las citas a lo largo de la novela hacen referencia a obras de, entre otros:

    Traducciones

    El complejo texto presenta grandes retos a los traductores. No obstante, se lograron versiones excelentes en otros idiomas.

    Referencias


  • «Documentos RNE - Julio Cortázar. 50 años de "Rayuela" - 22/06/13, Documentos RNE - RTVE.es A la Carta». RTVE.es (en español de España). 22 de junio de 2013. Consultado el 28 de junio de 2016.

  • Aguilar Sosa, Yanet: «“¿Y quién pagará esta llamada?”», entrevista de Edith Aron (la Maga de Rayuela) el 9 de junio de 2013 en el sitio web de la revista Confabulario, del diario El Universal (México).

    1. Las fotografías de la ejecución en Pekín mencionadas en el capítulo 14 de Rayuela.

    Enlaces externos



     https://es.wikipedia.org/wiki/Rayuela_(novela)